En tiempos de cambios, donde los arquitectos debemos adaptarnos a formas y maneras de entender el medio de manera sustancialmente diferente a como lo habíamos vivido y aprendido antes, es imprescindible que entendamos con una nueva mirada los espacios de convivencia: la ciudad, la vivienda, y el entorno. Con la mirada de la rehabilitación activa, de la re-utilización, de la reflexión, del uso racional de los recursos, de la proximidad de los materiales, de la autenticidad como medio para hacer una arquitectura a la medida de las personas, una arquitectura más cercana, más humana, más sensible, creando o transformando el espacio, de manera amable. Esta idea podríamos plasmarla bajo la denominación de Soft Architecture.

​

¿A qué me refiero con el termino Soft Architecture? A una arquitectura de escala humana, delicada con el entorno, suave de encaje; Soft también nos puede referir a materiales suaves en sentido metafórico: hablamos de la luz, del agua, de la vegetación, del aire y del sonido como materiales sensibles de trabajo para conformar y transformar el espacio; una arquitectura atenta con el programa vital, sincera con los materiales, con envejecimiento digno y respetuosa con el medio.

​

Ciertamente, la buena arquitectura, no necesita de adjetivos más o menos ingeniosos, ni de palabras rimbombantes, pero dentro del caótico paisaje arquitectónico actual, creo que es bueno y necesario posicionarse.

¡Alguien se preguntará qué tienen que ver materiales como el hormigón visto, que utilizo a menudo, con este discurso Soft! Tiene que ver con el tratamiento de la superficie, con su textura y con su plasticidad. No pretendo hacer arquitectura de terciopelo, sino de sensaciones visuales y táctiles, armoniosas con el ambiente creando una experiencia para los sentidos.

​

Hablamos de una arquitectura coherente, casi cómo si se tratara de un árbol que se desarrolla de forma orgánica, que incluso puede crecer, pero que tanto su estructura, su forma e incluso su energía son partes relacionadas entre sí. Es el resultado de una estructura adecuada, de una “piel” relacionada con el lugar, y todo ello con una construcción coherente que respete las condiciones ambientales concretas del lugar. No se hace la forma y después se aplica la estructura, la forma no es ni debe ser, un capricho absoluto del arquitecto, la forma es intrínseca a las cualidades estructurales y tectónicas del edificio. Podría entenderse como ser vivo, pero creado por el hombre, en una evolución forzada, aplicando nuestra actual tecnología, y que no debería consumir más de lo que produce ni debería contaminar, y debería devolver, con su deconstrucción, materiales o desechos aprovechables para la sociedad.

​

Queremos construir en 6-12 meses un edifico que debería durar una media de 100 años. Quizás es muy rentable… a corto plazo, pero no a medio ni a largo plazo. Realmente la financiación aprieta, los intereses nos comen, y cada día que pasa parece una losa, pero los errores se pagan caros con la improvisación. Parecen obviedades pero muchas arquitecturas actuales parecen haber olvidado algunos principios básicos en pos del espectáculo, la gran escala, la petulancia o el encantamiento.  

​

Actualmente la rehabilitación es una parte importante de nuestro trabajo -edificios antiguos con nuevos usos, espacios que pueden volver a ser útiles con las nuevas tecnologías, adecuar la edificación a las nuevas exigencias y normativas, viviendas rehabilitadas, oficinas en antiguos almacenes, etc.-. Rehabilitar para innovar sin olvidar las huellas del pasado.

La arquitectura al servicio del hombre. En fin, una imagen, una concepción, desde una visión más cercana a las personas y menos ensimismada con el arquitecto. Si piensan en algo parecido, si quieren una arquitectura pensada, artesana, imaginativa y sincera es lo que intentamos desarrollar y es lo único que sabemos y queremos hacer. Nuestro despacho de arquitectura realmente tiene una vocación generalista que, sin embargo, se centra más en el ámbito de la rehabilitación -tanto en edificación como en espacio público-, así como en el ámbito residencial privado o en el ámbito de urbanismo. Hemos trabajando en temas tan dispares como en una instalación deportiva en Montjuic, un hotel/Balneario en el Maresme, una iglesia Ortodoxa o, conjuntamente con una empresa, un importante complejo deportivo en el norte de África.

​

La experiencia de haber trabajado en el Ayuntamiento de Barcelona durante 15 años como arquitecto realizando proyectos de espacios públicos en distritos como Sant Andreu, Sant Martí o Gracia -en este último como responsable de proyectos y en Esports (IBE) siendo responsable técnico de las instalaciones deportivas de la ciudad de Barcelona-, me han permitido comprender e investigar en el terreno de lo público, interviniendo directamente en más de un centenar de proyectos desde los años previos a las olimpiadas-1988 hasta el 2003-, y ahora en excedencia del ejercicio público, debido a un importante encargo privado desde el 2003.

​

Desde el año 1996, hemos realizado más de 130 proyectos de reforma y rehabilitación, obra nueva y urbanismo en el despacho propio, donde el cliente principal ha sido el cliente privado.

​

Imparto clases en la ETSAB (Escola Tècnica Superior d'Arquitectura de Barcelona) desde hace 22 años, en la UPC  (Univeristat Politècnica de catalunya) desde el año 1991, soy miembro en Tribunales de PFC y también lo he sido en tribunales de Doctorados en Bellas Artes, y estuve impartiendo clases 4 años en Elisava. Estando siempre en contacto con las últimas tendencias y con el empuje de las nuevas generaciones. La tesis doctoral que escribí “Arquitectura Efímera, los componentes efímeros de la arquitectura” fue la 2ª tesis más consultada en la red de la UPC durante dos años consecutivos.

Cuento con proyectos públicos seleccionados en el FAD y con en el premio Década con la Plaza Anna Frank; así como con proyectos de oficinas en espacios rehabilitados desde el histórico EMI en 1984-89 -publicada en “Quaderns 50 anys de arquitectura Catalana”- y urbanizaciones en el Maresme: como “La Indiana “en Caldes d’Estrac, donde los grupos de viviendas se adaptan a la forma del terreno, y los espacios comunes son accesibles mediante rampas, configurando una de las urbanizaciones más emblemáticas del Maresme. Intervenciones más modestas como las rehabilitaciones para la empresa FAUS S.A, reutilizando almacenes del ensanche para sus nuevas oficinas, o las viviendas de Verdi o Lluçanes donde la innovación y el respeto por las existencias se dan la mano.

Barcelona 2020

​